Las mujeres en el proceso de emancipación de Centroamérica

Anarella Vélez Osejo

El estudio del papel de las mujeres en las diferentes etapas del  proceso de independencia de la región mesoamericana (1810-1842) es reciente. Se sabe que en La Nueva España, en la región mesoamericana,  solo el 20% de la población sabía leer, el porcentaje de las mujeres era menor, pues la formación de ellas en materia de cultura, en general, no sobrepasaban la educación elemental. La transmisión de la información en el caso de las mujeres era de viva voz, de ahí que la participación de ellas esté tan relacionada con las actividades de sus propias familias: padres, hermanos, esposos, hijos.

Muchas mujeres fueron partícipes de los acontecimientos de su época. Es necesarios considerar que sólo  a partir de la concepción feminista de la economía y el ejercicio del poder, distanciándonos de  la visión tradicional de la economía por ser ésta androcéntrica, patriarcal y racista, lo que nos permite enfocarnos en la diversidad de trabajos realizados por las mujeres, particularmente en el cuidado de la familia, pues en la medida en que éstas son  incluidas en su papel económico, político y social, de esta manera visibilizamos y concientizamos acerca del hecho de que sin sus capacidades muchos de los movimientos sociales no habrían sido posibles. Este modelo cuestiona la economía basada en las preferencias culturalmente masculinas. Se trata de historizar inclusivamente la economía familiar, sus conexiones con el ámbito público. Estudiar todos los procesos que sostienen y reproducen la vida, los cuales no fueron ni son remunerados y son llevados a cabo por mujeres y por ello han sido considerados secundarios y han sido ocultados, aunque se encuentren a la base del sistema social.

GUATEMALA

Dolores Bedoya de Molina  nació un 20 de septiembre de 1783, en Guatemala y falleció un 9 de julio de 1853 en la Ciudad de Guatemala, a los 70 años de edad.  Bedoya de Molina es la más reconocida de las mujeres que animaron la Independencia de Guatemala y que acompañaron a los independentistas como mensajeras y otras actividades de vigilancia, alternando con militares realistas a fin de que cambiaran de facción,   como traficantes de armas, como sugerentes seductoras de los realistas, y como rehenes para obligar a sus familias a someterse o proceder a favor de la independencia. Se sabe que sus enunciados, los que realizó andando por las calles de la Ciudad de Guatemala, animaron a que la población apoyara la firma del acta.

Ha quedado bien establecido que la mañana del 15 de septiembre de 1821 Dolores se encontraba entre un grupo de mujeres y hombres en los alrededores del Palacio Nacional. Cuando se confirmó la firma del Acta de Independencia quemaron cohetillos,  llevaron música y celebraron la ruptura con el imperio colonial.

Bedoya sobresalió en una época en la que las mujeres tenían una participación en temas políticos poco reconocida y visibilizada, pues ellas eran responsables de alimentar a los sublevados, transportar las comunicaciones y avituallamientos. La participación de Bedoya de Molina sentó las bases para que se las incluyera más en decisiones sociales en el futuro.

Dolores Bedoya fue hija de Pedro Bedoya y de Manuela Antonia González. El 9 de febrero de 1804 contrajo matrimonio en la Catedral Metropolitana con el doctor Pedro Molina. Ella viajó a Granada, España, junto a su esposo, donde procrearon sus primeros cuatro hijos, de los ocho que conformaron la familia: Pedro, el mayor nació en 1809 y se inclinó por la carrera militar. En 1810 nació Concepción, quien se casó con Manuel Urungaray, hombre de decidida y relevante participación cívica y política en Centroamérica.

Posteriormente, en 1812 nació Felipe Francisco, quien se dedicó a la agrimensura. Fue un diplomático y político que realizó una interesante actividad en Costa Rica y Norteamérica. El cuarto hijo, José Ramón nació en 1813 y vivió más tiempo en Guatemala. Estuvo casado con Leona Flores, posiblemente nieta del ilustre doctor José Felipe Flores.

En 1814 Dolores Bedoya y su esposo regresaron a Guatemala, donde nacieron cuatro hijos más: José, quién murió a la mayoría de edad; Manuel nació en 1817, era militar y fue fusilado en 1842 en Costa Rica, fusilado por el ejército de Francisco Morazán por orden del Congreso; Luis nació en 1819, habiendo sido abogado y diplomático; y Vicente, quien nació en 1821, fue médico.

Dolores Bedoya de Molina, en una carta dirigida a uno de sus hijos nos dejó sus más intimas convicciones respecto de la mujer:

La mujer es en su juventud una flor que de el hombre usa como la abeja y marchita y gasta… que es agente, que no necesite del hombre para subsistir, que se le dé una educación para que se baste a sí misma. Yo estoy por la independencia.

DOLORES sufrió la dolorosa pérdida de su hermano a manos de Mariano Antonio de Larrave quien fue el Alcalde Primero del Ayuntamiento de Guatemala durante la Independencia de Guatemala. Era partidario de la anexión a México, aunque fue uno de los 13 firmantes del Acta de Independencia. El 30 de noviembre de 1821 comandaba una patrulla cuando se encontró con un grupo de liberales, a quienes llamó al orden sin éxito. Por ello ordenó disparar contra los civiles, matando a Mariano Bedoya -hermano de Dolores Bedoya de Molina– y a Remigio Maida.

EL SALVADOR

Las Hermanas Miranda.

María Feliciana y  su hermana Manuela Miranda, salvadoreñas, o mejor dicho centroamericanas,  jugaron el papel fundamental  de divulgar entre los criollos que se estaba organizando el primer movimiento independentista en San Salvador. Sin embargo,  la historiografía patriarcal solo ha mencionado a los hombres. Se conoce que éste fue liderado por los presbíteros José Matías Delgado, Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar y el general Manuel José Arce, entre otros, un 5 de noviembre de 1811.

La zona de Sensuntepeque se alzó un 29 de Diciembre de 1811.  Las hermanas hicieron circular la noticia del movimiento patriota en  Sensuntepeque, promoviendo un levantamiento general contra el imperio colonial, haciendo un vocería y tocando un tambor.

Pero el movimiento fracasó y las hermanas Miranda fueron capturadas por los españoles y procesadas en Sensuntepeque tiempo después del movimiento patriota. Se les privó de la libertad y las encerraron en el Convento de San Francisco de la localidad de San Vicente de Austria y Lorenzana. Fueron condenadas a cien azotes a cada una y  a servir sin salario en la casa de un sacerdote por el resto de sus vidas. María de los Ángeles murió en 1812 a los 22 años de edad, luego de ser azotada frente a la multitud que se aglomeró en la plaza central de San Vicente.

En el proceso de emancipación de Centroamérica, también cabe mencionar a María Antonia Arce y María Felipa Aranzamendi. Ambas acopañaron a sus esposos en sus luchas emancipadoras y fueron defensoras de sus esposos encarcelados en Guatemala y San Salvador por revelarse en contra del imperio colonial. Sin duda ellas también fueron activistas, conspiradoras, espías y mensajeras. Entre ellas también se pueden mencionar los nombres de Mercedes Castro (fusilada en San Miguel por su lucha libertaria), Josefina Barahona, Micaela y Feliciana Jerez también destacaron por su apego al proceso libertario.

Doña María Felipa Aranzamendi (1792-1845) fue declarada Prócer de la Independencia, según Decreto Legislativo del 11 de diciembre de 2003, era hija de ilustre familia criolla de San Salvador; y fue esposa del Gral. Manuel José Arce. En 1822, cuando las fuerzas guatemaltecas y mexicanas invadieron San Salvador para forzarla a la anexión a México, doña María Felipa y su cuñada Manuela Arce bordaron la bandera azul y blanca que todavía es emblema de El Salvador.

NICARAGUA

En Nicaragua destaca la participación de  Josefa Chamorro en 1811 – una de las primeras independentistas de Centro América – quien se levantó junto a Juan Argüello y Manuel Antonio de la Cerda para declarar a la ciudad independiente de España y de León, determinada de desterrar las monarquías e impulsar ideas republicanas, independentistas y libertarias. Josefa Chamorro y el párroco de la ciudad leyeron el bando que abolió totalmente la esclavitud. Sin embargo aquel levantamiento  no duró mucho, fue brutalmente desarticulado por las tropas del Rey y Josefa Chamorro fue encarcelada junto a los hombres en la Costa Atlántica de Honduras, en las masmorras de San Fernando de Omoa.

Josefa Chamorro Nació en la ciudad de Granada, Nicaragua en el año 1784, hija del Sargento Mayor Diego Chamorro de Sotomayor y Murga de Villavicencio, nacido en Sevilla, España, de ilustre prosapia y nobleza y de su quinta esposa doña Rafaela Occonor y Salafranca de la Ciudad de León de Nicaragua, hija póstuma, no conoció a su padre, que en el año de su nacimiento, meses antes atrás había muerto.

La historia oficial  ha invisivilado su nombre, el cual solo ha sido recogido en la plancha trasera del Obelisco de la Independencia que se erigió a los actores de 1811 y 1812.

Durante la supuesta Independencia de Centro América en 1821, los criollos granadinos asumieron el rol de los españoles, incluso en la marginación y opresión de las mujeres, prohibiendo el acceso a la educación o a participar. Sólo que las mujeres no se han quedado de brazos cruzados, desde entonces ha habido mujeres que han cuestionado a quienes detentan el poder y han pujado por cambios que las incluyan. Eso no ha sido del agrado de los gobernantes. Los años siguientes a la Independencia fueron de incertidumbre y búsqueda, pasando de ser parte de una Capitanía a ser parte del Imperio Mexicano, de la Federación Centroamericana hasta ubicarse como países independientes. En el caso de Nicaragua,también se vivieron conflictos internos. Pero en todo esto, había algo claro para los criollos ahora gobernantes: el lugar de las mujeres era en las casas, criando y atendiendo a las familias.

Ella y su familia fueron de las más acaudaladas de Granada. Su casa era el sitio de encuentro de los conspiradores, entre sus amistades destacan Pedro Molina y su esposa Dolores Bedoya, los Cerda, Los Argüello, Cordero, Molina, Roblero y otros y su hermano Joaquín con sus ideas revolucionarias e independentistas latían al unísono de los padres Aguilar, Delgado, Arce, quienes concurrían a sus reuniones entre los años de 1808 a 1812.

Coopero con la resistencia de la ciudad, y por ello se la acusó de incitar al desorden público, el de haber facilitado su casa para que sirviese de cuartel a una compañía de picheyos y para que se asilasen en ella algunos sujetos importantes que figuraron en la insurrección, tales como el Comandante Miguel Lacayo, José Telésforo Argüello, Juan Manuel de La Cerda, Joaquín Chamorro, hermano de padre de ella y otros tantos jefes militares.

También se le acusó por haber proveído de alimentos a varios revolucionarios y permitirles que en la misma casa suya hicieran reuniones políticas y el de haber ocultado pólvora y sacos que sirviesen para fuego en la mañana del 21 de abril de 1812. Josefa Chamorro fue puesta en detención por orden del Comisario Carrascosa, quién además mandó a confiscarle sus bienes, uno de los heridos en esta refriega fue el propio esposo de Josefa, José Ignacio Argüello, a quien ella recogió y le prodigó los primeros auxilios.

Josefa Chamorro murió en los primeros meses del año 1843, su entierro fue suntuoso y llorada por todas las clases sociales tanto en Granada y Chontales, como todo el resto del país. Fue enterrada en la nave central de la antigua parroquia de Granada, en el centro del Arco Toral de la nave central, al pie de las gradas de la puerta del comulgatorio central, cerca estaban las tumbas de sus padres y familiares y las de sus dos esposos.

Su nombre aparece en las planchas de mármol del Obelisco de la Independencia que erigió Granada a las glorias de los años 1811 y 1812 en el primer centenario de la Independencia, y tomó el nombre de Plazuela del Adelantado o de los Leones. Al cumplirse el sesquicentenario se hizo un sombrío monumento y una gran plancha de bronce que dice:

COSTA RICA

Juana del Castillo y Palacios(1799-1841), sobrina del presbítero Florencio del Castillo, se casó con Juan Mora Fernándesen San José el 13 de enero de 1819 con el  que tuvo once hijos: María Josefa Eugenia de Jesús, José María, María Escolástica de Jesús, Innominado (mellizo), Inmominado (mellizo), José Frutos, Ramón, Juan María Gordiano de Jesús, Juana Dolores de Jesús (Juanita), Camilo de Jesús y Adela de Jesús Mora del Castillo.  Como esposa de Juan Mora Fernándesle acompañó en su carrera como comerciante, maestro y político costarricense, como Jefe de Estado de Costa Rica y reelecto en dos ocasiones, de manera que guio al recién surgido Estado de Costa Rica en tres administraciones (1824-1825, 1825-1829, y 1829-1833). Le acompaño en su labor incentivadora del cultivo de café en Costa Rica, lo cual cambió la economía, sociedad, cultura y política del país.

Petronila Chacón fue la primera esposa de Felix Fernández y Tenorio y Aguilar con  quien contrajo  nupcias en San José el 2 de mayo de 1785 con y Josefa Evarista Hidalgo y Oreamunofue la segunda esposa de Felix Fernández y Tenorio,   con quien se casó en Cartago el 21 de junio de 1807, quienes quienes le acompañaron en su carrera como militar y político costarricense,  nacido en San José, Costa Rica, en 1754. Fue hijo de Pedro Nicolás Fernández y Acosta y de María Catarina Tenorio y Castro.

Francisca Carrasco Jiménez (Cartago, 8 de abril de 1816 – San José de Costa Rica, 30 de diciembre de 1890, más conocida popularmente como Pancha Carrasco, considerada como una  heroína costarricense por su participación durante la Campaña Nacional de 1856-1857 en contra del filibusterismo.

De origen campesino, Francisca Carrasco Jiménez nació el 7 de abril de 1816 en la aldea Taras, cerca de la villa de Cartago, a orillas del río Reventado, en el seno de una familia de mestizos y mulatos, hija de José Francisco Carrasco Méndez y María Trinidad Jiménez. Contrajo matrimonio (y enviudó) en tres tres ocasiones:  la primera en 1834 con Mario Solano, la segunda con Espíritu Santo Espinoza, y la última con Gil Zúñiga.

La vida de Pancha Carrasco fue como la vida de la mayoría de la mujeres de su tiempo, signada por las dificultades las que enfrentó con convicciones republicanas, con  bravura, resuelta y dispuesta, así alcanzó un lugar esencial en la historia de la defensa de la libertad y la soberanía de Costa Rica.

En aquella época las mujeres aún eran excluidas de los sistemas oficiales de la educación   Francisca logró aprender a leer y escribir, con lo que tuvo acceso a mayor información.

HONDURAS

La situación de las mujeres en la periferia del Virreinato de la Nueva España, particularmente en el Reino de Guatemala, particularmente en Honduras,  es de una gran complejidad que puede ilustrarse a partir de una selección de casos históricos que considero muy representativos de ciertas clases sociales y étnicos, particularmente de las criollas involucradas en el proceso de emancipación y la construcción de la Federación:

María Josefa Valero Morales, esposa de José Cecilio del Valle y las hermanas de Valle,  Francisca y Manuela Díaz del Valle a quienes, como he dicho antes,  él las llama sus “amadas Pepa, Chica y Nela, son tres mujeres que  hicieron posible que Valle hiciera una vida política muy rica.

Micaela Josefa  Quezada Borjas,  esposa de Dionisio de Herrera y Díaz del Valle[1]. Micaela Josefa acompañó a Dionisio de Herrera en toda su carrera política. Éste  se convirtió en  un abogado y político hondureño y de talla centroamericana, llegó a ser reconocido como un preclaro representante del pensamiento y las acciones  liberales y uno de los centroamericanos más ilustrados de su tiempo, mientras ella hacia el trabajo reproductivo, procreando ciudadanos, les daba su primera comodidad:  la leche materna, limpiaba el ambiente, negociaba la libertad de Dionisio.

Guadalupe Quezada Borjas, la madre de Francisco Morazán Quezada (1762-1843) – fue hermana de Micaela Quezada Borjas, esposa de Dionisio de Herrera—, se casa con José Eusebio Morazán Alemán cuando éste contaba con 21 años mientras que Doña Guadalupe Quezada Borjas contaba con 30 años de edad. Quezada ilustró a su hijo y le enseñó los más altos valores de la época. Apunta Alvarado García que los padres de Morazán, no utilizaron la alta posición a que ascendió su hijo para medrar el calor oficial, ni para satisfacer venganzas personales, ello explica las esencia del carácter de Francisco Morazán.

Margarita Lozano y Borjas, esposa de Juan Miguel Lastiri,  contibuyó a forjar una  familia de considerables recursos económicos, los Lastiri-Lozano,   de gran influencia política. Aportó  una esmerada educación a todas sus hijas: Josefa,  Petrona,  Lucía y Dolores . Petrona se casó con el coronel Don Remigio Díaz, héroe de la batalla de la Trinidad; Lucía con Don José Santos del Valle, quien ejerció interinamente la Jefatura del Estado de Honduras; Dolores con Don Diego Vigil y Cocaña, último Vicepresidente de la República Federal y Josefa con Francisco Morazán Quezada.

[1] José Dionisio de la Trinidad de Herrera y Díaz del Valle (9 de octubre de 1781, Choluteca, Honduras-13 de junio de 1850) fue hijo primogénito de don Juan Jacinto Herrera quien fue Alcalde Provincial de la Villa de Choluteca desde 1793. Su madre fue Paula Díaz del Valle Izaguirre,hermana de la madre del prócer de la independencia centroamericana, José Cecilio del Valle.

Su esposa fue Micaela Josefa Quezada Borjas, con quien llegó a procrear 9 hijos. Doña Micaela era hermana de la madre del General Francisco Morazán, Guadalupe Quesada Borjas, de quien Herrera fue tutor.

Su hermano Justo José Vicente Herrera Díaz del Valle ejerció el cargo de Jefe Supremo del Estado de Honduras de 1837 a 1838 y otro hermano, Próspero José Herrera Díaz del Valle, era diputado y ministro plenipotenciario ante Francia e Inglaterra.